La muestra que conozco es de versos según la moda de su época en México, versos de conceptos y agudezas. Este resabio había quedado del siglo precedente y era lo que entonces privaba.52
Ibarra nos conduce como por la mano al taller de Cabrera, con quien tuvo buena amistad según ha dicho usted.
Juzgo que Ibarra era un poco mayor en años que Cabrera. De las relaciones de ambos quedan hartos testimonios, a pesar de que pudieran haberse visto como rivales en fama, pues los dos la tuvieron suma entre sus contemporáneos y la conservan en la posteridad. Sus nombres andan juntos en nuestras bocas y casi nunca pronunciamos el de uno sin recordar al otro.
La buena amistad de esos dos maestros es una lección para ciertos artistas que, sin ser lo que ellos fueron, no saben vivir en paz con los de su oficio. Por lo demás, aunque juntemos los nombres de Ibarra y Cabrera, no creo por eso que pretendamos igualarlos. Cabrera es en México la personificación del grande artista, del pintor por excelencia, y un siglo después de muerto conserva intacta la supremacía que supo merecer y que nadie, a lo que entiendo, le disputó en vida.