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está formado con inteligencia y la figura de la Virgen, que con ternura maternal aparta el rostro para no ver el acto, es interesante. En los otros cuadros suyos que están ahí a los lados, se nota igual pericia y gusto.

Couto

Lo más importante que de Ibarra conozco en México son los dos lienzos que cubren las testeras del aula mayor o general del Colegio de San Ildefonso y fueron pintados en 1740. El uno, que es el que queda a la derecha como entramos, ofrece una especie de alegoría, no muy feliz a la verdad, en que se registran el Padre Eterno en la parte superior, san José con el Niño en medio y abajo los dos santos mártires san Josaphat arzobispo y san Juan Nepomuceno, ya muertos. El de la izquierda, que en mi juicio le saca mucha ventaja, es de perspectiva, representa la parte central del interior de un templo; bajo la cúpula se levanta un templete, dentro del cual San Luis Gonzaga adora arrodillado a la Virgen, que aparece con el niño entre nubes; en los remates superiores están a los lados san Ildefonso y santa Catarina; por último, en dos columnas de delante se ven las estatuas de santo Tomás de Aquino y un santo obispo, que acaso será san Agustín. Las figuras son buenas, la perspectiva está formada con arte y la obra toda en su conjunto, aunque pertenece a un género que los peritos reputan algo extravagante (no obstante haberlo usado maestros como el padre Pozzo), hace efecto. Otro cuadro suyo encontramos en Texcoco el señor Clavé y yo, que nos llamó la atención y que su dueño, que era un pobre, no quiso vender para la Academia,

Mantenido por mtravelo

    

2024 Diálogo sobre la historia de la pintura en México. D.R. © UNAM-IIE. Licencia de uso
2024 Diálogo sobre la historia de la pintura en México. HD LAB ISSN 1668-0001. CC BY 4.0