Otro tercer (Manuel) hubo hacia el mismo tiempo, de quien conozco un cuadro apaisado con figuras del niño, la Virgen y san José, de medio cuerpo; y si no hacía cosas mejores que ésa, no merecería que se le mencionara, a no ser por el apellido que lleva y que acaso atestigua su deudo de sangre con los dos de quienes hemos hablado.[64]
De suerte que entonces pudiera aplicársele en el Nobilario de las Artes el dicho del poeta latino:
perit omnis in illo Nobilitas, cujus laus est in origine sola.
Aquel cuadro más chico que queda acá a la izquierda, y es un santo obispo dando limosna a unos pobres, es de , que lo pintó en 1665.[65] Poco interés tiene en sí, pero a los ojos de los peritos presenta ciertos rasgos de la escuela de José Juárez o quienquiera que sea el autor de los milagros de san Salvador de Orta.[66] Del mismo Antonio Rodríguez he visto en San Camilo una santa Teresa, de 1663, y en Belén un san Agustín escribiendo que me pareció de más mérito.[67] Por aquel tiempo florecían otro Rodríguez (José) y Antonio Alvarado, que pintaron el arco triunfal que erigió la ciudad para el recibimiento del virrey conde


