Otro tercer (Manuel) hubo hacia el mismo tiempo, de quien conozco un cuadro apaisado con figuras del niño, la Virgen y san José, de medio cuerpo; y si no hacía cosas mejores que ésa, no merecería que se le mencionara, a no ser por el apellido que lleva y que acaso atestigua su deudo de sangre con los dos de quienes hemos hablado.
De suerte que entonces pudiera aplicársele en el Nobilario de las Artes el dicho del poeta latino:
Aquel cuadro más chico que queda acá a la izquierda, y es un santo obispo dando limosna a unos pobres, es de , que lo pintó en 1665. Poco interés tiene en sí, pero a los ojos de los peritos presenta ciertos rasgos de la escuela de José Juárez o quienquiera que sea el autor de los milagros de san Salvador de Orta. Del mismo Antonio Rodríguez he visto en San Camilo una santa Teresa, de 1663, y en Belén un san Agustín escribiendo que me pareció de más mérito. Por aquel tiempo florecían otro Rodríguez (José) y Antonio Alvarado, que pintaron el arco triunfal que erigió la ciudad para el recibimiento del virrey conde