Desposorio de santa Bárbara con el niño Jesús, este último se adquirió de los religiosos de Santo Domingo, en cuyo noviciado estaba. En el mismo convento hay porción de obras de Juárez, artista de estilo y manera tan marcados que un solo cuadro suyo bien autenticado sirve de ejecutoria a todos. Y en ese caso está no sólo el san Antonio que nos vino de San Diego, sino más particularmente el lienzo de la Ascensión del Señor que hay en el Colegio de San Ildefonso, en la sala que llaman General Chico. Quien lo haya visto no pondrá duda en que estos otros son de la misma mano.
Aun en ellos se nota bastante la identidad de estilo. Las cabezas de los ángeles, las de las Vírgenes, el plegar de los paños, todo parece sacado de un solo molde, también el tono del colorido es idéntico. Por lo demás, Luis Juárez es pintor digno de memoria, se conoce que pertenecía a la escuela de Echave, aunque no llegara a la altura de éste. Observen ustedes, por ejemplo, en el Desposorio de santa Bárbara la actitud humilde y expresiva de la santa, en la primer flor de su edad, al momento en que el niño la pone en el dedo el misterioso anillo, y luego esa anciana que está al lado y la sostiene y parece animarla. Es de las buenas figuras que he visto pintadas acá. Lo mismo digo de una Oracion del Huerto que hay en el convento del Carmen y me parece suya, aunque no tenga el «Juárez fecit». Mi difunto amigo don Manuel Vilar y yo tomamos empeño en que ese cuadro viniera a la Academia, antes de que se formase aquí ningún proyecto sobre pinturas mexicanas, y cuando no