Si dejamos a Pesado decir versos, nos relatará de coro toda la Grandeza mexicana y por añadidura algunos libros de El Bernardo. Volviendo a la mujer de Echave, se le atribuye el cuadro de san Sebastián que sirve de remate al altar del Perdón en Catedral, cuadro que por la altura a que está, y por el cristal que tiene delante, no puede estudiarse; si bien la figura del mártir, que en sustancia es una academia, parece trazada con despejo. Pero lo que hay verdaderamente notable es una antigua tradición que corre en México de que ella fue quien enseñó la pintura a su marido.34
Si tal hubiera sido, merecería esa artista dos coronas: una por haber ella manejado los pinceles y otra por haberlos puesto en manos de Echave.
Juzgando yo por simples reminiscencias, y después de no pocos años de ausencia de mi país, la filiación que creo reconocer en las obras de este hábil pintor es la del valenciano Vicente Joannes; bien sea que de su escuela hubiese recibido inmediatamente la doctrina antes de venir a México, o que aquí la hubiera tomado por medio de su mujer o de otro. Desde la primera vez que vi con atención sus cuadros, y los de algunos de sus contemporáneos, me asaltó la idea.