bregar en este negocio», y atendida la imposibilidad en que se hallaba nuestro gobierno de prolongar una resistencia tan inútil como gloriosa y heroica, no pudo llegar a un resultado más conveniente ni mejor. Así lo demostraron los comisionados mexicanos en una luminosa exposición, obra toda del señor Couto, en la cual respondieron clara y victoriosamente a los cargos que se les hacían.
Nuestro don Bernardo, concluida aquella meritoria y difícil comisión, con la conciencia tranquila, satisfecho de haber cumplido con su deber y llevado el beneplácito de los mexicanos verdaderamente sensatos y patriotas, volvió a las labores de su profesión, entregándose a ellas con la asiduidad y el celo que le eran habituales.
III
Ocupó siempre el señor Couto alto y merecido lugar en nuestro foro. Su innegable saber, el respeto que se conquistó con su conducta limpia y decorosa, aquella severidad de que revestía todos sus actos, para dar a la profesión el realce y prestigio que debe tener; sus dotes de buen hablista y de ameno y excelente literato, unido todo a su integridad y a la rectitud de conciencia con que se entregaba a la defensa de los intereses que se le confiaban, hacían de él un
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2025 Diálogo sobre la historia de la pintura en México. HD LAB Biblioteca digital. ISSN 3072-7715. CC BY 4.0
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