cargo del Ministerio de la Guerra el general Mora y Villamil, la comisión mexicana quedó compuesta solamente de los señores Couto, Atristáin y don Luis Gonzaga Cuevas, nombrado para integrarla.
Laboriosas, difíciles y graves fueron las conferencias que los representantes de México tuvieron con nuestros enemigos para ajustar la paz, y de ellas da minuciosa cuenta el señor Roa Bárcena en su inapreciable obra Recuerdos de la Invasión Norteamericana. Allí resaltan la pericia y habilidad de Couto, la serena lógica que empleó en todas las discusiones, su tacto, su prudencia y, más que todo, el alto patriotismo que lo inspiraba.
Así logró llevar a su término aquellas escabrosas negociaciones, firmándose por fin el tratado de paz en Guadalupe Hidalgo, a las dos de la tarde del 2 de febrero de 1848.
Descontentos quedaron los exaltados con el tratado y halló impugnadores en la prensa y aun en el Senado Federal, distinguiéndose en las manifestaciones de disgusto el general Santa Anna, que tan desacertadamente había conducido la campaña y que con el tratado de la Mesilla había de vindicar más tarde el patriotismo de los negociadores de la paz. Porque la verdad es que, «teniendo en cuenta —como dice un historiador— lo adverso de los elementos y circunstancias con que hubo que
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2025 Diálogo sobre la historia de la pintura en México. HD LAB Biblioteca digital. ISSN 3072-7715. CC BY 4.0
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