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dechado perfecto del abogado clásico no sólo sabio y perito en la ciencia, sino galano en el decir y majestuoso y grave en el desempeño de sus funciones.

Desde muy joven, y aun antes de tener el título, comenzó el señor Couto los trabajos de bufete. Como pasante del doctor Mora, tuvo ocasión de iniciarse en los más difíciles estudios de negocios arduos y cuantiosos. Más tarde tuvo en sus manos la dirección de casas respetables, como la de Escandón y la del conde del Álamo (Valdivieso). En 1845 defendió ante la Suprema Corte de Justicia al general don Isidro Reyes, ministro de la Guerra, que había sido de Santa Anna; y la pieza que en ese acto pronunció fue de tal manera notable que hasta hoy ha quedado, y se cita, como un acabado modelo de oratoria forense, así por el corte clásico y la ajustada proporción de todas las partes del discurso, como por el vigor y habilidad del razonamiento, y la tersura, elegancia y belleza de la dicción.

Por ese tiempo fue también asesor del Tribunal Mercantil y sus luminosos dictámenes, publicados algunos de ellos en las Variedades de Jurisprudencia, llamaron siempre la atención por su ciencia, por la claridad, concisión y propiedad de los conceptos.

En 1854, el gobierno del general Santa Anna incorporó al gremio de la Universidad

Mantenido por mtravelo

    


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