Ibarra, Osorio, Juan Patricio, Alcíbar y Arnáez, el juicio que se expone en la Maravilla americana. Entre las pinturas de San Ildefonso, una tiene fecha de 1761 y otra de 1764, año en que aún vivía Cabrera, finalmente, la de la Universidad es de 1774. Esta última es una especie de cuadro votivo o conmemoratorio, mandado pintar por el claustro cuando Carlos III alcanzó del pontífice Clemente XIV que se pusiera en la letanía de la Virgen la deprecación Mater inmaculata. El fondo de la composición lo forma la perspectiva de un grande edificio, dentro del cual, en el plano inferior, aparecen arrodillados el papa, el rey, el arzobispo Lorenzana y el virrey Bucareli. Tras ellos, por uno y otro lado, hay grupos de estudiantes. En un segundo plano aéreo está la Santísima Virgen en el centro sobre nubes, los cuatro doctores que llaman marianos, san Pablo y santa Catarina, tutelares de la Universidad, y santo Tomás, san Juan Nepomuceno y san Luis Gonzaga, patronos de los estudios. La figura de la Virgen, en especial, es bella.
Debe sentirse que ese interesante cuadro haya sufrido bastante por el desabrigo del sitio en que está.
Afortunadamente los de San Ildefonso se conservan bien. Uno, que hay en el General Chico, representa la muerte de san Javier. El cadáver del apóstol de las Indias, en tierra, apoyado sobre una piedra y al raso