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constara que todas son de un autor, yo diría que entre aquella y éstas había mediado un siglo, según lo que varía el colorido.

Couto

Yo no sé si la novedad hecha por Juan Rodríguez debe atribuirse, al menos en parte, a inspiración venida de fuera, esto es, al deseo de imitar las obras que desde el siglo XVII pudieron empezar a llegar de pintores sevillanos y señaladamente del gran Bartolomé Murillo. Sabemos que éste, en su primera época, antes de ir a Madrid, se mantenía en Sevilla pintando de feria, como dice Palomino, y que aun hizo una partida de pinturas para cargazón de Indias, con la cual adquirió un pedazo de caudal para costear el viaje. Muy probable es que algo de ello viniera a México. Además, se cree que la hermosísima Virgen que llaman de Belén, y está en el coro de Catedral, fue un don que, viviendo todavía el pintor, hizo a este cabildo un obispo que pasó para las Filipinas y se consagró aquí. Si la tradición es fiel, Juan Rodríguez debió ver aquel egregio cuadro, que en un hombre de su talento bastaba para que nacieran nuevas ideas sobre el arte. Por último, consta que de los dos hijos de Murillo, el mayor, don Gabriel, sujeto de grande habilidad en la pintura, y de mayores esperanzas, vino a Indias, y en ellas murió bien mozo, si bien vivía todavía al tiempo del fallecimiento de su padre, acaecido en Sevilla el año de 1682. ¿No puede ser la Nueva España el punto adonde viniera? Algunos lo han creído así y aun sospechan que varias de las pinturas que entre nosotros corren con nombre de Murillo son del hijo y no del

Mantenido por mtravelo

    

2024 Diálogo sobre la historia de la pintura en México. D.R. © UNAM-IIE. Licencia de uso
2024 Diálogo sobre la historia de la pintura en México. HD LAB ISSN 1668-0001. CC BY 4.0