hubiera retratado en Coatzacoalcos a doña Marina porque sólo se detuvieron allí seis días y para entonces había ella roto sus relaciones con Cortés, habiéndose casado durante el viaje, en un pueblezuelo cerca de Orizaba, con Juan de Jaramillo, uno de los capitanes de la expedición;7 que no pueden haberse pintado cuadros para iglesia fundada por franciscanos en Tehuantepec por la sencilla razón de que aquellos padres no hicieron fundación en ese lugar entonces ni después; y que en el inventario de los objetos secuestrados a Boturini, el cual está en su proceso, no hay la partida referente a los retratos de don Antonio de Mendoza y Alvar Núñez de Guzmán, siendo además este último persona desconocida en la historia de América.8 Concluye con que a su juicio la biografía de Cifuentes es una ficción. A mí solamente me detiene para creerlo así el que, siendo el señor Cortina hombre de honor, no puedo concebir que vendiese al público como verdad un cuento inventado de cabeza.
Yo he leído en el viaje del italiano , que estuvo acá por los años de 1824 y 1825, que el primer pintor europeo que ilustró a México después de la conquista, fue un tal Arteaga y que tras él vino Cristóbal de Villalando; y dice que del primero vio una Visitación de la Virgen en Santa Teresa la Antigua, y del segundo soberbias pinturas en San Francisco y San Agustín.9
No son ésas las únicas ni quizá las mayores equivocaciones del viajero piamontés. El pintor Arteaga que