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empeños a este quehacer estaban en la biblioteca de Couto, pero entre ellos destaca particularmente la influencia del padre Francisco Javier Clavijero, quien en su Historia antigua de México fue contundente en su juicio sobre la pintura indígena. De Clavijero provenían las ideas de Couto al considerar a las pinturas indígenas como historia, «un recuerdo y apoyo a la tradición», pero no como arte.⁸⁰ Las lecturas de Couto distinguieron de manera particular a los autores jesuitas expulsados, y junto con Márquez, Clavijero es quien quizá ejerció mayor influencia sobre él; cuando explica las técnicas de pintura indígena está casi copiando a la letra a Clavijero. Si la pintura indígena no era arte porque ese pueblo no poseyó un sentido del arte, ni cultivó el dibujo, y si convirtió a la pintura en escritura y en símbolos. con Clavijero se agregó en su contra el también ser historia.

Se podría pensar que el barón de Humboldt influyó en el concepto de Couto sobre la pintura indígena, pero las opiniones apasionadas y virulentas del primero estaban muy lejos del objetivo de don Bernardo, aunque una de las verdaderas influencias de éste, Clavijero, sí seguía a Humboldt en algunas de sus concepciones.

También se debe considerar que en la biblioteca de Couto estaba el Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, pero no Sitios de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América, que es donde Humboldt abunda eri estos temas.

Con el apoyo de todas estas autoridades, pero sobre todo con la evidencia y plena confianza de que esta pintura no tenía nada que ver con la posterior, Couto concluye el tema. Lo que queda de esta discusión es un gran prejuicio sobre la creatividad indígena, pero para beneficio del Diálogo fue en esta sección donde se hicieron el mayor número de sugerencias teóricas, sobre todo por el afán de Couto de destacar el aislamiento del mundo indígena respecto de la escuela mexicana de pintura.

El siguiente periodo «prehistórico» sería la pintura misional, la enseñada por los frailes. Un gran acierto del autor fue ocuparse de esta época, y ser el primero que la incluye en la historia del arte. Aunque se sabía de la existencia de la pintura en los conventos, es probable que para la fecha Couto nunca hubiera visto una pintura mural del siglo XVI ya que se encontraban o blanqueadas o ahogadas bajo pintura decimonónica.

Recordemos en beneficio de la modernidad de Couto que la nueva historia del arte tenía a su favor considerar también las obras anónimas y no sólo aquellas que estaban avaladas por la firma de un maestro. Si bien la pintura misional participaba en la historia, no sucedía lo mismo respecto a la escuela mexicana, y esto se debía al simple hecho de que procediendo