página 56

El siguiente paso, ya definidos el estilo y los conceptos generales de la escuela, es probar que hay continuidad, pues sin ésta no habría escuela, lo cual se hace reconociendo los estilos individuales. Ésta, como hemos ya dicho, era una de las novedades de la nueva historia del arte. Así, se afirma, por ejemplo, hablando de Luis Juárez: «artista de estilo y manera tan marcada, que un solo cuadro suyo bien autenticado, sirve de ejecutoria a todos». Incluso Couto llegó a reconocer, a través de la deducción formal, dos diferentes periodos en el estilo de Juan Rodríguez Juárez. Couto no sólo habla de los estilos personales, sino mejor todavía, exalta algunos de ellos, como lo hace respecto del de Juan Rodríguez Juárez, de quien dice: «que en un hombre de su talento bastaba para que nacieran nuevas ideas sobre el arte».

También relaciona los diferentes estilos personales; frases como las siguientes se repiten a lo largo del Diálogo: «parece una anticipación del estilo que años adelante usó Cabrera» o «parece marcar el punto de partida de la escuela de Ibarra, Cabrera», etcétera; o «Ibarra nos conduce como por la mano al taller de Cabrera». Reconocer estilos originales en los pintores novohispanos, no se había hecho hasta el momento y significaba la revaloración de un pasado propio e identificable.

La dignidad que se le confiere a la escuela mexicana le viene por su originalidad y buen nivel, lo cual se expresa al comparar a los artistas mexicanos con artistas europeos como Vicente Juanes, los Caracci, etcétera, pero de forma más explícita cuando se menciona su adelantada originalidad: «Es cosa notable encontrar cuadros como éste, pintados aquí antes de la época en que Velázquez o Murillo aparecieran en España». Quizá el mejor reconocimiento, por boca de un académico del siglo XIX, sea descubrir que esta escuela formó una Academia propiciada por los mismos pintores, entre ellos Ibarra, Cabrera y Alcíbar (1753). Clavé considera natural que hombres tan preclaros como éstos tendieran a formarla; pero además resultaba necesario si había que comparar a estos pintores con los modernos que también pertenecían a una Academia, porque sólo así podían ser equivalentes. Clavé dice: «todos los grandes maestros, aun los que no habían cursado Academia, han deseado que la pintura se aprendiese por los procedimientos y métodos que en estas casas se usan. Parece como que sentían en sí el defecto de no haber recibido una instrucción fundamental y razonada» Clavé se refiere a la búsqueda centenaria de los pintores de separarse del gremio, es decir, de la condición de artesanos, para pasar a la educación y condición superior que cualquier arte liberal les otorgaría. Considera que esta inquietud sólo la tienen los «grandes maestros», y por lo tanto hace así su reconocimiento a los pintores mexicanos.

Una vez identificados el estilo y la escuela como tales, Couto divide el desarrollo de esta última en cuatro etapas: la primera inaugurada por el primer

Mantenido por mtravelo

    


2025 Diálogo sobre la historia de la pintura en México. HD LAB Biblioteca digital. ISSN 3072-7715. CC BY 4.0

2025 Diálogo sobre la historia de la pintura en México. D.R. © 2025 UNAM-Instituto de Investigaciones Estéticas. Al usar este sitio está aceptando los términos y condiciones expresados en la Licencia de Uso, y se obliga a respetarlos. Por favor lea los términos de ésta con detenimiento. Conozca nuestro Aviso de Privacidad