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de un conjunto de partes bellas, idea obviamente de raigambre clásica y discutida por siglos, que hace a Couto partícipe de las corrientes idealistas.

Todas estas ideas circulaban desde hacía tiempo en el mundo de los amantes y conoscitori del arte —los cuales seguían en esto a Kant y otros filósofos—, pero con mayor certeza le habían llegado a Couto a través de la lectura de los dos teóricos más importantes del neoclasicismo: Johann Joachim Winckelmann (1717-1768) y de su amigo el pintor Antonio Rafael Mengs (1728-1779), cuyas obras se encontraban en la biblioteca de Couto y que prueban por otra parte que los hombres de cultura de este país sostenían ya ideas universales sobre el arte. Aunque en el Diálogo estas ideas se encuentren apenas esbozadas, pues no estaba en el afán de Couto teorizar sobre la belleza o sobre el arte, es notable que sirvan de base para sus especulaciones sobre la pintura mexicana.

En Reflexiones sobre la belleza y gusto en la pintura, Mengs afirmaba categóricamente que el arte podía superar a la naturaleza en la belleza ya que «Hay cosas naturales que el arte no puede imitar, y donde parece flaco y débil, comparado a la verdad: como por ejemplo en la luz, y en la oscuridad. Pero al contrario hay otras en que el arte tiene mucho poder, y en que aventaja a la naturaleza: y una de ellas es la belleza»⁶² y más adelante opinaba: «La naturaleza en sus producciones está sujeta, como hemos dicho, a muchos accidentes. El arte obra libremente sirviéndose de materiales enteramente flexibles, y que no hacen resistencia alguna. La pintura puede escoger lo más hermoso de todo el espectáculo de la naturaleza, recogiendo y juntando las partes de diversos lugares, y las bellezas de distintas personas».⁶³ Estas ideas que dejaba traslucir la primera parte del diálogo eran también compartidas por Winckelmann, quien al igual que Mengs nos habla de la superioridad del arte y de su formación ecléctica.

Cuando José Joaquín Pesado dentro del diálogo afirmaba categóricamente: «Todo indica que en las razas indígenas no estaba despierto el sentido de la belleza»⁶⁴ que es de donde procede el arte, Couto le respondía que «El sentido de la belleza ha sido dado a pocos pueblos en la Tierra. Los griegos entre los antiguos, y los italianos, entre los modernos, lo han tenido en grado superior». Es evidente que se refería a los dos teóricos alemanes. Por su parte, Mengs de forma sencilla decía: «como el hombre nada más puede comprender lo que le entra por los sentidos, Dios ha querido darle una noción intelectual de la perfección: esto es lo que se llama belleza».⁶⁵ Este enfoque surgió al definir Mengs el concepto de gusto o