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director del ramo de arquitectura de la Academia, de Vilar, director del ramo de escultura, y del doctor Lucio, gran coleccionista y también escritor de un pequeño opúsculo sobre la pintura mexicana. Pasa todo esto a un borrador, el cual da a Clavé para que se lo comente, y visitan y revisitan la galería en creación. Quizá de una de estas visitas surge la idea de transformar sus escritos en diálogo.

Al inicio del diálogo se da una ojeada general a todo el material, para refrescar la memoria, y luego sigue el recorrido dialogado. Couto declara de manera explícita en uno de sus borradores⁶¹ la metodología empleada al decir: «Analizadas más externamente las pinturas de los artistas mexicanos por la facilidad y comodidad que han presentado, con motivo de haberlas mandado el gobierno, reunirlas en un punto y parte de ellas habiendo pasado a la Academia, se han podido comparar y estudiar con las que pusiera este establecimiento y apunto las observaciones que se me han injerido». Es decir, en el pensamiento del autor era indispensable la creación de la galería y escribir sobre ella para avanzar en el estudio de la pintura, lo cual, por otra parte, nos revela su modernidad en cuanto a que, como metodología, necesita las obras de «cuerpo presente» para compararlas y hablar de ellas, y solamente hasta que esto ocurriera se podría escribir algo. Lo primero se había logrado al reunir las obras de la galería, lo segundo se realizaba con la escritura del Diálogo.

A pesar de que como ya dijimos el género de diálogo no supone, por ser una pieza de difusión, posiciones extremas ni definiciones precisas, es natural que Couto afrontara su escrito con una idea previa de lo que es el arte y en particular la pintura, aunque no fuera su intención explicarlo o discutirlo, sino sólo como medio para fundamentar su discusión sobre diferentes aspectos.

Couto considera que el arte tiene como objetivo «la reproducción durable de las formas hermosas de la naturaleza», pero también que es condición sine qua non, tener «despierto el sentido de la belleza, que es de donde procede el arte». Es decir, un sentido para captarla y reproducirla. Podemos inferir que para Couto el arte es mímesis, que su modelo es la naturaleza, pero existe una limitante ya que el arte efectúa una reproducción selecti va de la naturaleza, es decir, sólo de las «formas bellas». Considerar que únicamente en el arte existe la posibilidad de perdurabilidad de estas formas, es considerar al mismo tiempo una falla de la naturaleza: su efímera existencia; pero también, que el arte las hace perennes, es decir el arte vendría a ser por lo tanto superior a la naturaleza pues perpetúa sus formas bellas. Estas observaciones nos hacen prever un eclecticismo en el concepto de belleza que maneja Cauto, ya que ésta formará su unidad