El Diálogo, primera historia del arte colonial mexicano
¿Por qué un diálogo? Dentro de la historia del arte este género ocupa un lugar de honor no sólo por su herencia platónica, sino por una serie de diálogos que a partir del Renacimiento, en particular en lo referente a la pintura, fueron guías esenciales en la labor artística. Entre los más destacados están los que escribiera Paolo Pino en 1548, Ludovico Dolce en 1557, Vicente Carducho en 1633, R. de Piles en 1673 y Fenelon en 1730. S in embargo, quizá Couto de algunos no sabía nada y de otros sólo tenía referencias. Del de Carducho, pintor al cual nombra dentro del Diálogo, puede que supiera más, aunque la referencia que hace de este artista sea sólo por su extraordinaria prodigalidad pictórica, al compararla con la del pintor Cabrera, y no por su fama como escritor. No se puede asegurar que Couto al escribir su Diálogo tuviera como base a estos autores. A quien sí conocía y emulaba era a Francisco Cervantes de Salazar, quien escribió en el siglo XVI sus célebres Diálogos latinos, en los que exaltaba y describía la ciudad de México.
Si Couto escribió su Diálogo para hacer historia, y desde luego para

