destinó fondos para la subsistencia de la Academia de Bellas Artes a punto de cerrarse en varias ocasiones.43
Durante todo el siglo XIX, aun en los peores momentos, existió una vida cultural, por exigua que fuera, y vivieron hombres que creyeron que estas actividades debían resguardarse. Así Bernardo Couto colaboró en la creación de varias academias y sociedades científicas y participó en la elaboración del Diccionario universal de historia y geografia. Dentro de este afán por preservar destaca una de las labores más dignas de don Bernardo Couto: la de ser RO sólo presidente de la junta directiva de la Academia de San Carlos s ino uno de sus más decididos animadores y el creador de la galería de pintura de la antigua escuela mexicana. Sólo dentro de esta dinámica podemos entender por qué en un año tan aciago como 1862, mientras el futuro de la patria estaba en juego, mientras el territorio una vez más, como en 1847, se veía invadido, don José Bernardo Couto escribía el Diálogo sobre la historia de la pintura en México, memoria urgente de lo que aún quedaba de un pasado glorioso y que merecía ser rescatado. El mejor medio que encontraron aquellos hombres -entre ellos don Bernardo Couto- para salvar una identidad fue hacer historia.
Las galerías de la Academia de San Carlos de México
Durante el siglo XVI se creó en Italia la primera Academia de pintura, llamada Academia del Disegno, para significar que el dibujo era la base creativa de todas las artes plásticas. Esta nueva Academia, promovida en especial por el pintor, arquitecto y escritor Giorgio Vasari, tenía adjunta una escuela de arte, peculiaridad que se siguió conservando por siglos y
