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que la experiencia ajena presenta, vean por qué medios se desvanecen las más lisonjeras esperanzas, y cómo los errores de los hombres pueden hacer inútiles los más bellos presentes de la naturaleza.40

Al igual que Alamán, Roa Bárcena escribió: «Los años huyen, los hombres desaparecen, las sociedades se modifican y renuevan; y del tiempo, de los actores de la escena del mundo no van quedando recuerdos y datos sino en la historia, sin la cual los sucesos y personajes de una época no podrían servir de enseñanza y ejemplo a las nuevas generaciones».41

Couto participó. de este clamor generacional acerca de la historia y, aun con reparos por la inconveniencia de escribirla en el momento en que ocurren los hechos, exclamó:

A la historia no debe ponerse mano, sino cuando puede ya escribírsela con la severa justicia, con la libertad plena que exige el noble ministerio de enseñar la verdad a las generaciones futuras; cuando el historiador puede exclamar como Tácito: ¡Rara temporumfelicitate. ubi sentire qua sentias, dicere liceat! En el entretanto lo que me toca como mexicano es desear de corazón que nuestros nietos al leer la narración de los hechos de estos días; no encuentren motivo de profundo sentimiento y de amargas reflexiones. Ojalá la historia espejo de la verdad, pueda trazar de esos sucesos un cuadro menos desfavorable…42

Ante el horror al juicio venidero y a la desaparición de todo, Couto se decide a crear algo permanente, algo por lo cual se enorgullezcan las generaciones futuras: hace historia, aunque de una manera diferente a la de sus contemporáneos.

Ante la urgencia de dejar algo que sea memoria de lo sucedido, no sólo en cuanto a las asonadas militares —a las que Couto miraba como inevitable regresar una y otra vez— era menester dejar constancia de lo mejor del país; por ello los hombres de aquella época tratan de crear o restablecer instituciones que hablarán de los ingenios de estas tierras, ya que las instituciones, al igual que la historia, son memoria. Así, desde el principio de la vida independiente, se habían empezado a crear dichas instituciones; el mismo Alamán dictó medidas para crear un Museo Nacional y el Archivo Nacional; evitó que el monumento de Carlos IV creado por Tolsá fuera destruido, para lo cual lo envió al patio de la Universidad y, como buen militante del partido conservador, deseoso de preservar el pasado español, evitó la profanación de los restos de Hernán Cortés; también

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2025 Diálogo sobre la historia de la pintura en México. HD LAB Biblioteca digital. ISSN 3072-7715. CC BY 4.0

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