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cierto. No pudiendo ya ampararlos con la fuerza de las armas, debía ejercer para con ellos el último acto de paternidad y tuición, impidiendo que quedasen en la condición de pueblos conquistados, y asegurándoles por medio de convenios solemnes, garantizados con la fe de las naciones, la mayor suma de bienes y derechos que permitiese el estado de las cosas.27

Más adelante es igual de claro y explícito respecto del dinero recibido por el gobierno mexicano, explicación que invalida toda sospecha de compra venta. Así se manifestó ante sus conciudadanos:

Sobre la indemnización pecunaria que se ha convenido en el artículo XII y siguientes, son indispensables algunas explicaciones. Nosotros ofenderíamos el sentido común si nos empeñásemos en demostrar que esa indemnización no es precio de la población de los territorios cedidos, porque ningún hombre de sano juicio podrá figurarse (especialmente después de vistos los artículos VIII y IX) que el gobierno mexicano ha entendido vender, y que el de los Estados Unidos ha pretendido comprar hombres… Pero debemos protestar que la dicha indemnización tampoco es precio de los territorios que quedaban para lo sucesivo fuera de nuestra línea. Estos territorios no han sido vendidos en el tratado; se habían perdido en la guerra; ésta ha marcado ahora con la espada los límites entre los Estados Unidos y México, como lo han hecho siempre entre pueblos vecinos, por más que ello sea mengua y desgracia de la especie humana.28

Dentro del realismo con el que juzga, casi resulta descamado cuando mide en su justo valor, para ese momento, las tierras perdidas, diciendo:

Nosotros no queremos disimular nuestra pérdida; grande y dolorosa es sin duda. Tampoco quisiéramos que se exagerase, asegurando, como lo hacen algunos, que poco vale lo que nos queda. En poder actual nada perdemos, pues lo que se cede, está casi todo despoblado e inculto. Por el contrario, de pronto los cuidados del gobierno serán menores no teniendo que atender a tan lejanas posesiones. Perdemos en ricas esperanzas para el porvenir, mas si sabemos cultivar y defender la tierra que el tratado nos conserva o nos rescata, encontraremos en ella sobrado con que consolamos de los infortunios pasados.29

Para terminar la «Exposición», Couto hace la recapitulación, en la cual subraya como la pérdida más importante que hermanos de sangre queden separados, e incluye datos que imprimen una cierta nota de optimismo hacia el porvenir. Pero quizá lo más importante es la moraleja o advertencia

Mantenido por mtravelo

    


2025 Diálogo sobre la historia de la pintura en México. HD LAB Biblioteca digital. ISSN 3072-7715. CC BY 4.0

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